El día que Odoo respondió por mí (Historia Real de un Cliente)

Una historia real sobre cómo recuperé el control de mi tiempo, sin descuidar a mis clientes

Era sábado por la noche.

Estaba en casa, en silencio, disfrutando de ese raro momento en el que el trabajo deja de sonar.

Hasta que mi teléfono vibró.

"Hola, ¿me pueden ayudar con mi pedido?"


Era un mensaje por WhatsApp. Uno más de los muchos que recibimos cada semana.

Solo que esta vez, no había nadie del equipo en línea para atenderlo.

Y lo peor: no era la primera vez que pasaba.

La culpa que no te deja descansar

No sé si a ti te pasa, pero a mí me cuesta desconectarme del todo.


Aunque hayamos cerrado la oficina a las 5 de la tarde, aunque sea sábado o domingo, mi cabeza sigue conectada.


Porque sé que nuestros clientes no tienen horarios perfectos.

A veces escriben cuando salen del trabajo. A veces en la noche, después de cenar.

Y aunque entiendo que no siempre podemos responder al instante…

cada mensaje sin respuesta me dejaba una espinita.


Sentía que estábamos fallando.

Y, en el fondo, lo que más dolía era saber que yo tampoco quería estar ahí respondiendo a las 9pm.

Así que decidí hacer algo

No buscaba milagros.

Solo quería que si alguien escribía fuera del horario de atención, no se sintiera ignorado.


No necesitaba una respuesta perfecta.

Pero sí una señal clara de que estamos presentes, de que escuchamos, de que respondemos.

Aunque sea con ayuda.


Pensé en mil opciones: bots, mensajes automáticos, responder el lunes...

Nada me convencía.


Hasta que tomé una decisión importante:

Pedir ayuda.

Buscar al socio correcto

Yo sabía que usábamos Odoo, pero no lo conocía a fondo.

Sabía que tenía muchas posibilidades, pero no sabía por dónde empezar.


Así fue como llegué a Ganemo.

Un equipo que no solo conocía Odoo, sino que hablaba mi idioma: el de los procesos, el de los problemas reales, el del “esto me pasa todos los días y ya no quiero que pase más”.


Desde el primer encuentro, entendieron lo que necesitaba.

Me escucharon, no me llenaron de tecnicismos.

Y juntos trazamos un plan.

La solución no fue lo que esperaba. Fue mejor.

No pusimos un bot genérico.

No programamos nada complicado.

Lo que hicimos fue enseñarle a Odoo algo que ningún sistema había entendido antes:

Cuándo actuar y cuándo quedarse en silencio.


Le explicamos cuáles eran nuestros horarios reales de atención.

Le enseñamos a detectar cuándo no había nadie disponible.

Y le dimos la capacidad de, en esos momentos, enviar el mensaje del cliente a un agente automático que analiza lo que necesita y genera una respuesta útil, clara, humana.


Y todo eso, sin que nadie tenga que estar frente a una computadora.

La primera vez que funcionó… no lo podía creer

Era sábado.

Volvió a sonar el teléfono.

Otro mensaje.


Y antes de que yo siquiera leyera la notificación…

Odoo ya había respondido.

De forma correcta. Cálida. Sin parecer un robot.


El cliente agradeció.

Y yo me di cuenta de que, por primera vez, el negocio seguía funcionando mientras yo descansaba.

Más que una función, un alivio

Desde entonces, algo cambió.


Ya no me siento culpable si no reviso el teléfono fuera de horario.

Ya no me preocupo por si alguien quedó sin respuesta.

Y lo más importante: nuestros clientes siguen sintiendo que estamos ahí.


No es solo tecnología.

Es un poco de paz mental.

Y eso, créeme, vale más que cualquier botón nuevo en un sistema.

Lo que aprendí en este camino

Si pudiera volver atrás, habría hecho esto mucho antes.

No por comodidad, sino porque entendí que no tenemos que hacerlo todo solos.


Aprendí que:

  1. A veces, una buena solución no es la más compleja, sino la más bien pensada.
  2. Pedir ayuda a quienes saben, como lo hicimos con Ganemo, te ahorra años de frustración.
  3. Automatizar no es perder el toque humano, es garantizar que nunca se pierda, incluso cuando no estás.


Y ahora...

Mientras escribo esto, probablemente algún cliente esté escribiendo por WhatsApp.

Y yo no estoy ahí para responder.


Pero no pasa nada.


Odoo sabe qué hacer.

Y yo puedo seguir con mi sábado.


Porque si algo aprendí, es que un buen sistema no reemplaza a las personas.

Las cuida. Las acompaña. Y las deja respirar.


El día que Odoo respondió por mí (Historia Real de un Cliente)
Wilfredo Fernando Pastor Avila 29 de junio de 2025
Compartir
Etiquetas
Archivar
Identificarse dejar un comentario
Cómo aplicar el costeo por absorción en Odoo
Optimiza tus costos, dispara tu rentabilidad